La fe sin obras es muerta


La fe sin obras es muerta


Cuando llegamos a los brazos de Dios, nuestras vidas se transforman, algo cambia que nos hace ver las cosas de una manera completamente diferente. 

Además, por medio del tiempo, obtenemos para nosotros mismos algo llamado fe; creemos en Dios aunque no lo vemos y esperamos las buenas cosas que Él trae consigo.

Sin embargo, la vida del cristiano no se limita sólo en esto, sólo en creer; para llegar a ser grandes debemos prepararnos. 

Existe una constante lucha entre la carne y el espíritu, entre lo que queremos y lo que realmente nos conviene. 

Cuando se asume el papel de hijos de Dios, se tiene que cumplir y demostrar por medio de acciones, pues de alguna manera se debe representar eso que hay en ti, y sobre eso hablaremos en este artículo, sobre la fe sin obras. ¿Qué significa?, pues este es un versículo de la biblia que se halla en Santiago 2: 14-26, y que por medio de los años se ha convertido en una frase que enmarca variedades de cuestiones y enseñanzas. Entonces, veamos su desenlace.


¿Qué es la fe y la salvación?

Es muy importante tocar este punto, porque muchos consideramos que tenemos fe pero no sabemos realmente lo que esto implica.

Y es que la fe no es solo creer en un Dios que no vemos, sino también en comprender todo lo que esto abarca. 

Si creemos en Él, creemos en el sacrificio de Jesucristo, creemos que la biblia es un libro revelado, en donde están todas nuestras instrucciones de vida, creemos que las señales que nos da debemos cumplirlas.

La fe incluye muchas cosas para sí, pero hay algo que puede confundir a muchos, y es la salvación que esta trae. 

En la biblia dice que sin fe es imposible agradar a Dios, lo que significa que es un tipo de requisito para ser salvos. Esto no quiere decir que cuando le hablamos a los demás sobre nuestra fe, tenemos fe, sino que la tenemos cuando realmente creemos y nos sometemos a las normas de Dios.


¿La salvación viene por la fe o por las obras?

He aquí todo un dilema, pues muchos piensan: “si yo tengo fe, no necesito obras”, “si tengo obras no necesito fe”, o “sin las obras no me salvo, no importa que tenga fe”; pero según la biblia, nada de esto es una verdad cabal, sino todo lo contrario.


La fe sin obras

Cuando decidimos creer en Dios, debemos asumir todo lo que implica volverse a esa vida; es como si conseguiste un trabajo y estás muy feliz, pero ahora es momento de trabajar cada día.

Cuando seguimos a Dios es porque lo amamos, porque entendimos que realmente Él es quien nos salva. Decir que tienes fe no dice nada de ti, creer en tu fe sí. Además, la fe nos dice que amamos a Dios y que estamos dispuestos a someternos a su voluntad, que confiamos en que Él tiene lo mejor para nuestras vidas.


Entonces, si crees en eso debes accionarlo. Ahí cumple su rol las obras, cuando demuestras tu fe, es decir, es una manera de testificar lo que dices.


Obras sin fe

Ahora bien, cuando el caso se vuelve diferente, cuando existen obras y no fe, cambia el sentido de manera drástica.


En estos casos demuestras que haces todo por el qué dirán, que quieres complacer a los demás y no a Dios.

Es importe que cuando hagamos algo se haga con buen corazón y para la gloria de Dios, no para que los demás vean que eres bueno


 Podrás ir a la iglesia todos los días, dar de comer a los pobres, hacer obras de caridad, diezmar, pero si en ti no hay fe y mucho menos amor, no haces nada.


Salvación por obras y por fe

No significa que no eres salvo si tu fe no tiene obras, significa que realmente no tienes fe, pues no estás sometido en aquello a quién crees. 

Dios demanda muchas veces que seamos personas completas, personas santas. No podemos ser tibios, debemos ser o fríos o calientes, nada más. Si creemos, creamos de verdad; hagámosle ver a Dios que somos creyentes fieles y verdaderos.


¿De qué obras se habla en Santiago 2: 14-26?

La duda también redunda en este hecho. ¿Qué es lo que debo hacer?, ¿obras?, ¿cuáles? Sin embargo, no tienes por qué confundirte o preocuparte, pues la respuesta es sencilla. 

Además, tienes en tu mano una biblia, que es tu guía para cada circunstancia que te confunda.

De esta manera, la respuesta es que todo lo que le agrada a Dios es bueno, y todo lo bueno debes hacerlo, ya que así lo demanda Él. Desde el principio, el padre nos ha dado instrucciones de vida, y aunque en cada quien tenga un llamado diferente, todos nos encontramos en un mismo sentir.


La gran parte de las cosas que Dios ordena están en la biblia.

Ora en todo momento, así tu comunicación con Él crecerá.

Lee la biblia y entiéndelo.

Ve a la iglesia para que te nutras de buena palabra.

Investiga por tu cuenta y no te quedes con lo que te dicen.

Ayuda a tu prójimo sin importar qué.

Sé humilde y justo con los demás.

Honra a tu padre y a tu madre.

No hagas nada que afecte a otra persona, como robar, mentir, engañar, entre otras acciones.

Predica el evangelio y cumple lo que dices.

Habla siempre con la verdad.

Trabaja por tus cosas.

Ten paciencia en todo momento.

No caigas en tentaciones puestas por el enemigo y por tu propia concupiscencia.

Básicamente tu propósito es alejarte de todo lo que tenga que ver con el pecado, y hacer cosas que traigan paz, felicidad y le agraden a Dios, al mundo.

Es importante que prestes atención a este consejo: cuando no sepas qué hacer, piensa: ¿Jesús haría esto?, o ¿a Dios le agrada que haga esto?, y verás que tu vida cambia, y todo lo que veías complicado se vuelve sencillo.

Debes esforzarte y ser fiel a lo que crees. Una vez Cristo dijo que muchos entrarán por la puerta amplia, pero por la angosta pocos querrán entrar.

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